Fao y Clem (Capitulo 1)

Mode:.:Inspirado:.
Escuchando:.:Him-Colse to flame:.

Preludio:

Un día volaba un ser alado sobre una ciudad que ya no existe... La imperfección humana llevo a un hombre a sentir celos de éste y, desde la tierra, le lanzó una maldición que lo hizo caer desde el cielo donde volaba.

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Cuando Clem despertó era ya tarde, se encontraba todavía somnoliento cuando oyó un grito de su madre.

Despierta flojo!- Dijo con un poco de enojo -Ya es tarde y los animales no se sirven el alimento solos!!

si si, ya voy... -Dijo Clem algo somnoliento todavía.

Era ya tarde, el sol había pasado ya la hora sin sombra. Se levanto y se puso su ropa de trabajo. Salió de su habitación y en la cocina había, en la mesa junto al bracero, un plato de sopa servido.

Te deje un poco de comida del almuerzo!! Come y anda a alimentar a los animales!! -Grito la madre desde el patio de la casa de piedra y barro.

Clem terminó de comer y se encamino al establo. Solía hablar con los animales, aunque sabia que no recibiría palabra alguna de vuelta.

Cuando terminó de darle el heno a las vacas tenía que ir a buscar hongos al bosque, que quedaba a no más de una hora caminando desde su casa. Siquiera sospechaba que ahí lo esperaba un encuentro que cambiaría su vida.

Cuando ya llevaba más de dos bolsas de género llenas de hongos, oyó una voz que apenas se distinguía, era como si alguien estuviese delirando. En ese bosque siempre se escuchaban ruidos producto de los árboles que se movían o por algún animal que anduviese por ahí, por lo que no hizo caso a lo que escuchaba.

Siguió recogiendo hongos y el sonido no paraba... Entre todos los gemidos logró diferenciar una palabra.

Ayudaa...

Era una voz femenina muy tenue la que pedía auxilio. Corrió hacia el lugar el origen de los gemidos. En el camino, por si se trataba de la trampa de algún asaltante, saco la daga que le había regalado su hermano mayor antes de morir durante la defensa del reino hacía ya algunos años. Lo atravesó una lanza del reino de Dráerus cuando el enemigo ya estaba en retirada a causa de la fuerte resistencia.

Se asomó por entremedio de unos arbustos y ahí estaba... una mujer de cabello largo y dorado como el trigo en verano, su tez era blanca y no aparentaba haber presenciado más de veinte primaveras... era hermosa... tenia sus ojos cerrados, vestía un atuendo simple, pero que no era comun ver en esas tierras. La mujer abrió sus ojos y al borde del llanto pidió ayuda nuevamente.

Ayúdame por favor...- Dijo nuevamente con una voz tenue.

Clem no sabía que hacer. Tenía frente a él a una hermosa mujer moribunda pidiéndole ayuda, su madre jamás aceptaría algún extraño o extraña en su casa. El joven pudo ver una cantidad considerable de golpes en su cuerpo y su cara.

Seguía ahí parado, petrificado por la escena que tenía al frente, cuando escuchó nuevamente a la mujer pedir ayuda... esta vez no lo dudó y se arrodillo junto a ella.

Que te paso??, por que estas aquí??, quien eres??- Preguntó.

No se por que... caí de muy alto... me duele... ayúdame...- Le respondió.

Clem le pidió que se quedara quieta mientras él iba a buscar algunas hierbas medicinales. Cuando volvió, se percató de que la chica tenía una herida profunda en su brazo izquierdo. Clem rajó el brazo de su vestimenta y se lo puso, junto con algunas hierbas, a modo de venda. Estuvo cuidando de la herida mujer durante aproximadamente dos horas. En ocasiones se despertaba y le volvía a pedir ayuda...

No te preocupes, todo está bien... Sigue descansando- Le decía.

Cual es tu nombre? - Preguntó Clem cuando la joven había recuperado definitivamente la conciencia.

Fao... mi nombre es Fao, gracias por ayudarme -Dijo, todavía con voz devil.

La chica se miró el brazo y se le noto en la cara una expresión, mezcla de felicidad y de sorpresa.

Tu has hecho esto?? -Dijo Fao apuntando a la improvisada venda.

Si... No está muy bien hecha, pero es todo lo que puedo hacer por ahora. -Respondió Clem.

Te lo agradezco mucho, no se que habría hecho si tu no me hubieses escuchado. -Dijo la chica mirando el suelo.

Clem le ayudo a pararse y, cuando estaba en eso, le llamaron la atención dos tajos en la espalda de la ropa de Fao, pero lo más extraño a su parecer eran las dos cicatrices de aproximadamente medio brazo de largo que se extendían en forma de "V" sobre su espalda.

Te llevaré donde el curandero para que vea con más seriedad tus heridas... No son nada leves... -Dijo Clem, mientras apoyaba a Fao en su hombro y la ayudaba a dar el primer paso.

NO!!!.- Respondió Fao frenandolo y mirandolo asustada. -No me puedes llevar a la ciudad, allá seguramente me encerrarán o me matarán.

Que dices?? Por que??- Preguntó extrañado.

Hay muchos humanos que odian a mi especie, simplemente por ser lo que somos. -Explicó Fao.

De que me estas hablando?? Que especie?? No pareces ser un animal... Ni ladrona... jajaja...- dijo Clem con un poco de sarcasmo.

Mira mi espalda y fijate en las marcas de mis alas... Se rompieron cuando caí y ya no me sirven hasta que se recuperen. -Dijo Fao pasando su brazo por sobre su hombro y tocando las cicatrices que había visto Clem hacía un momento.

De que me estas hablando?? -Preguntó Clem extrañado. -Una vez mi abuelo me contó una historia sobre unas personas que podían volar con alas parecidas a las de las aves... les llamaba Seres alados... Me estas diciendo que eres uno de ellos??

Lo soy... -Dijo Fao, sin saber cual iba a ser la reacción del joven.

Eres un ser alado!!!!!?? -Preguntó Clem con sorpresa y miedo en su voz, a la vez que perdía el equilibrio al tropezarse con una raíz levantada.

así es... pero no te asustes!!! -Dijo Fao mientras tomaba la muñeca de Clem. -Sé lo que piensan de nosotros aquí en la tierra de los mortales... Pero juro que no es así!!

Mi abuelo me dijo que los seres alados son criaturas despiadadas, a las cuales les da igual matar a una hormiga o a una ciudad completa... -Dijo Clem a la defensiva, pero sin perder la calma, mientras se apoyaba de un árbol para no caer

Conozco los relatos Clem, y te aseguro que los seres alados no somos así. -Explicó Fao.

Bueno, confiaré en lo que me dices... -Dijo Clem mirandola a los ojos. Aquella chica no tenía aspecto de querer hacer algo como lo que relataban las histoias. -Pero si lo que me dices es mentira, estamos todos perdidos.

Estaban detenidos hablando, sentados en la verde hierba del bosque y a Clem se le hacia tarde.

Bueno... y que vas a hacer cuando te recuperes?? -Pregunto Clem.

Estaba buscando a mi madre. -Dijo Fao levantando la vista al cielo. -Salió a buscar a uno de los niños que se había perdido en algún lugar... Salió del castillo hace ya más de 2 otoños y aun no ha vuelto.

Y que harás ahora?? Estas mal herida y no puedes ver a un curandero...-Dijo Clem con preocupación.

Esto no es nada... Estaré bien, pero necesito pedirte un favor...-Dijo Fao.

Cual?? Haré lo que pueda. -Aseguró Clem.

Necesito que mañana me acompañes a buscar a un tal Crípides, que es quien ayuda a los de mi especie cuando lo necesitan. -Explicó Fao al joven

Y ese tal Crípides... donde está???- dijo con incertidumbre Clem.

No lo sé, pero supongo que mi madre está también allá. El sabio de la Ciudad Sobre las Nubes me dijo que si caía alguna vez en la tierra, no pidiera ayuda a ningún mortal y que avanzara siempre hacia el Este... Él siempre decía que los que viven "allá abajo" son malintencionados y tienen sus almas sucias... Pero tu no pareces así.

Jejeje... Bueno... La verdad es que no sé que decirte... Es hora de que vuelva a casa, te irás ahora dónde ese tal Crípides??

No... la verdad es que no se siquiera hacia donde queda ese lugar al que llaman "Este". Yo me quedaré aquí y esperaré hasta que llegues mañana para emprender nuestro viaje...-Dijo Fao en un tono muy simple.

NUESTRO viaje???? Por que habría de acompañarte???-Preguntó Clem totalemente desconcertado.

Bueno...-Dijo Fao apartando la mirada. -Si no puedes ya me las arreglaré...

Lo pensaré... -Dijo Clem dando la media vuelta.

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(Continuará... algún día en que no me duela el codo y me queden más cigarrillos...XD)